La arquitectura es una disciplina en constante evolución, flexible y adaptable a los cambios tecnológicos, sociales y ambientales. Desde las migraciones masivas del siglo XIX hasta la pandemia de COVID-19, los eventos globales han moldeado nuestra percepción y práctica de la arquitectura y hoy, en la era de la crisis climática, el rol de la arquitectura es aún más crucial.
La crisis climática no conoce fronteras; su impacto se extiende por todo el planeta, desde las inundaciones en América Latina hasta las olas de calor en Europa y Oceanía. Ante este desafío global, la arquitectura se ha convertido en un instrumento clave para enfrentar y adaptarse a las nuevas condiciones ambientales.
Uno de los enfoques más innovadores y efectivos para enfrentar los desafíos climáticos son las nuevas tendencias arquitectónicas adaptadas a cada contexto: Introspección, elevación y encubrimiento.
Introspección
El aumento de las temperaturas globales impulsa a las ciudades como Barcelona a tomar medidas como la creación de redes de refugios para combatir el calor extremo, desafiando el confort de los edificios y promoviendo una arquitectura que se centra en el interior.
Se espera que en el futuro veamos más proyectos que adopten estrategias pasivas y tecnológicas para regular la temperatura de manera eficiente. Esto se puede conseguir, por ejemplo, a través de las fachadas ventiladas ya que estas estructuras ofrecen una solución inteligente y adaptable, diseñada para maximizar la eficiencia energética y mejorar el confort térmico en climas adversos.
Elevación
El aumento de las precipitaciones ha desafiado la resistencia de las estructuras y planteado riesgos para la seguridad de las personas y los edificios. Como resultado, se observa una tendencia hacia la elevación de estructuras y la eliminación de sótanos, como en el caso de la Casa Las Brisas en Chile, que se eleva para evitar inundaciones mientras aprovecha las vistas al mar.
Encubrimiento
La estrategia de llevar las estructuras al nivel del suelo ofrece beneficios en términos de privacidad, integración con el entorno natural y confort, especialmente en lugares con temperaturas extremas.
En contextos desérticos como el de Atacama, proyectos como el Complejo Deportivo Alma se adaptan a condiciones extremas mediante diseños que resisten el peso de la nieve y el impacto del viento, además de aprovechar la energía geotérmica del subsuelo.
Estas nuevas perspectivas representan un enfoque holístico y sostenible para el diseño arquitectónico en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático. Al integrar tecnología, estética y funcionalidad, estas estructuras se posicionan como una herramienta invaluable para construir un futuro más resiliente y habitable para todos.